Mantener el control en situaciones difíciles o desestabilizantes, es algo que no siempre se puede lograr. Cualquier día podemos vivir circunstancias que logren molestarnos, cargarnos o sacarnos de casillas. Bien sea que tu acelerado ritmo de trabajo o tus intensas jornadas te hagan culminar tu día con un alto nivel de estrés o ansiedad, es importante que aprendas a mantener el control sobre tus actitudes y emociones.
Los días congestionados o ‘malos’ no son una excusa para que explotemos, pues existen dentro de nosotros las herramientas que necesitamos para lograr mantener el equilibrio emocional. Sin embargo, investigadores de las Universidades de Toronto (Canadá) y Aberdeen (Escocia), afirman que el cansancio es uno de los principales causantes del descontrol en las emociones.
Ellos explican que cuando estamos agotados pensamos más en lo que nos gustaría hacer, que en lo que debemos hacer. Se genera una dispersión en el cumplimiento del deber y una mayor inversión de tiempo en los deseos. Es la manera en que el cerebro de una persona agotada, reclama los tiempos de ocio, esparcimiento y placer, en lugar del exceso de trabajo y la extenuante rutina. Será bueno entonces para nuestra salud atender paulatinamente este llamado, y evitar así las reacciones desmedidas derivadas en el cansancio extremo.
También es cierto que no todas las actitudes o emociones negativas son producto del agotamiento físico y mental. Algunas personas suelen mostrarse airadas o enojadas con frecuencia, por causa de su temperamento. Sea cual sea tu caso, hoy aprenderás a reaccionar de forma apropiada.
¿Qué es el autocontrol?
Es un proceso mental que nos permite mantener nuestros pensamientos, emociones y actos de acuerdo a las metas propuestas. Es la capacidad de reemplazar ciertas respuestas poco favorables, por otras más apropiadas para nuestros propósitos. Según la psicología, el autocontrol es un recurso que llegaría a un límite cuando el individuo sobrepase una ‘delgada línea’ después de la cual le sería más fácil salirse de casillas o actuar de forma poco conveniente, a modo de desahogo, por ejemplo con un superior o jefe, bajando el ritmo de trabajo o perdiendo toda motivación por este.
No obstante, algunos investigadores sostienen que este tipo de comportamientos obedecen más a un cambio de prioridades en el individuo, que a la falta de autocontrol. Y para ellos todo podría solucionarse si cambiamos el pensamiento de ‘deber’ por el de ‘querer’.
¿Cómo lograrlo?
Entre las recomendaciones que hacen los expertos en salud mental para mantener el autocontrol, tenemos:
Toma descansos durante tu rutina diaria. Te permitirá oxigenar el cerebro y tomar un nuevo respiro para continuar. Esta estrategia es especialmente útil si te encuentras en una situación conflictiva, ya que te permite detenerte y pensar, antes de actuar guiado por el impulso del momento. Cuando sientas que estás a punto de explotar, es el momento perfecto para ir por un café, lavarte la cara o tomar aire fresco en la terraza o jardín. Al regresar, tus emociones estarán en su lugar o, al menos no estarán en el punto cercano al descontrol.
No postergues tus vacaciones. La fatiga incide directamente sobre el rendimiento y el comportamiento de una persona. Las empresas inteligentes lo saben y muchas han dado valor a los tiempos de descanso en las jornadas diarias, así como a las vacaciones, viéndolas como un apoyo a la productividad, en lugar de una amenaza.
Come algo dulce. Una forma de controlar tus impulsos cuando te encuentras cansado, es ingerir algún alimento dulce, ya que según demuestran varios estudios, el consumo de glucosa aumenta el rendimiento en actividades que requieren autocontrol. Incluso se ha probado que los impulsos agresivos disminuyen con el aumento de glucosa en la sangre. Un ejemplo claro de ello es cuando estamos hambrientos y comemos un dulce. El efecto es inmediato mejorando el control cognitivo. Por lo que la respuesta del cerebro a la glucosa en la cavidad oral, es clave para ayudarnos a recuperar el autocontrol.
Más descanso y esparcimiento. Si después de tomar un breve descanso en el momento preciso o ingerir algo dulce, no logras estabilizar tus pensamientos y emociones, quiere decir que necesitas un descanso más prolongado o incluir en tus rutinas diarias espacios para el esparcimiento y el placer. Cuando sólo te dedicas a hacer cosas que requieren esfuerzo y no te aportan recompensas internas, empiezas a evaluar tus prioridades y te inclina a hacer aquello que te motiva y disfrutas.
Por eso, haz lo que te gusta, trabaja en lo que te hace sentir bien y, cuando la carga o la presión rebosen tus límites, tómate un respiro y descansa. Sin duda volverás renovado y con la mente despejada y dispuesta para seguir luchando por tus metas. Lo anterior es válido tanto para tu vida laboral, como para tu vida personal y familiar.
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