Para nadie es un secreto que el ritmo acelerado de la vida moderna, ha obligado a muchos a pasar más tiempo en una oficina, un consultorio, cumpliendo con citas de negocios o similares. Bien sea que se trate de empleados, gerentes o empresarios independientes, el dedicar una mayor cantidad de horas diarias a cumplir con las obligaciones laborales, hace que este estilo de vida sea considerado como una “adicción” al trabajo.
Y es que se llama así porque a quienes la padecen se les hace cada vez más difícil resistirse a laborar más tiempo del que dedican a otras actividades como el esparcimiento, el buen descanso, o el compartir con la familia o la pareja. Por eso, a continuación damos algunos consejos para que aquellos “adictos al trabajo” dejen de torturarse y perderse las cosas buenas de la vida.
Mantén el equilibrio: Puedes apasionarte por tu trabajo, pero en su justa medida. Tu salud te lo agradecerá y sin duda tu familia estará feliz de verte menos en tu sillón de oficina y en su lugar lo hagas más en el de casa.
Aprende a decir NO: Tal vez ames mucho tu trabajo, pero debes aprender a decir “no” en ciertas ocasiones. Si además de trabajar toda la semana se te requiere para alguna actividad de fin de semana, considera negarte a ello. Si estás siempre disponible, te volverás incapaz de decir «no» aun cuando desees hacerlo algunas veces.
Mira a tu alrededor: Tu trabajo no debe cegarte ante quienes te rodean. ¿Alguna vez has faltado a una comida o reunión familiar? ¿Has aplazado una salida con tus amigos? ¿Hace cuánto no buscas o llevas a tus hijos al colegio? Es hora de detenerte. No sigas abandonando o cambiando a tus seres queridos por los proyectos laborales.
Comunícate: Habla con quienes te relacionas a diario y pregúntales su percepción sobre las actividades que realizas. Una opinión externa puede acabar con tus percepciones erradas. Es posible que ellos puedan decirte lo qué estás haciendo bien y lo que debas cambiar. Sé receptivo y humilde para aceptar las sugerencias.
Descansa: Tómate un descanso de vez en cuando. Tal vez no puedas irte de viaje y no quieras pedir vacaciones para quedarte en casa, pero podrías fraccionar tus vacaciones para hacer una pausa y descansar lejos del ajetreo diario.
Pide ayuda: Si percibes que tus obligaciones laborales están absorbiendo tu vida personal y familiar, no dudes en pedir ayuda. Habla con tu médico, con tu familia o pareja, pero no permitas que un empleo acabe con tu vida.
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